Ser padre es un trabajo duro. No importa lo sencillo que parezca desde fuera, porque los hijos de todo el mundo son perfectos, ¿verdad? La verdad es que criar hijos es un trabajo duro, y no es algo que se pueda hacer solo.
Pero las familias también son comunidades: nos necesitamos unos a otros para sobrevivir y prosperar como padres.
Así que cuando te preguntes por qué tu hijo no se comporta como los hijos de sus amigos o por qué tu pareja no te apoya lo suficiente, respira hondo antes de arremeter contra los demás o de culparte por todo lo que va mal.
Esto también pasará.
Superficialmente, la respuesta es que el trabajo es bastante sencillo.
Superficialmente, la respuesta es que el trabajo es bastante sencillo. Los alimentas, los bañas y los mantienes a salvo, ¿verdad? Pero, como le dirá cualquier padre, hay mucho más que eso.
Lo básico es importante, pero es sólo el principio: alimentar a tu hijo puede ser bastante sencillo, pero ¿qué tipo de comida debes darle? ¿Con qué frecuencia debe comer? ¿Y cómo sabemos si están recibiendo suficientes vitaminas o minerales de lo que les damos?
El baño también puede parecer una tarea fácil: basta con llenar la bañera de agua tibia y lavar todos esos restos pegajosos.
Pero en cuanto tu bebé empieza a crecer y a desarrollar necesidades (y preferencias) diferentes, las cosas se complican rápidamente. ¿Debo usar jabón o no? ¿Debo dejarle chapotear en su propia piscina antes de sumergirle para que no se asuste cuando le meta la mano en el agua de la bañera?
Pero cuanto más te adentras en él, más complicado se vuelve.
Pero cuanto más se profundiza en el tema, más complicado resulta.
No siempre obtendrá los resultados deseados. Cometerás errores y tendrás que aceptar que a veces las cosas no salen como tú quieres.
Tendrás que ser flexible para ajustar tus planes cuando sea necesario, ya sea cambiando la hora a la que haces algo o haciendo algo completamente distinto de lo que habías planeado en un principio porque las circunstancias cambiaron por sí solas.
La paciencia también es importante; los niños no se caracterizan por ser pacientes, así que necesitan a alguien que les sirva de modelo.
Por último, es fundamental ser indulgente con uno mismo y con los demás: ¡tu hijo tampoco es perfecto!
Tal vez por eso la paternidad a menudo se siente tan solitaria: no tienes ni idea de cuántas otras personas están haciendo lo mismo.
Puede que pienses que este sentimiento es algo con lo que tienes que lidiar tú solo, pero en realidad es un gran problema.
El problema no es sólo que te sientas solo y aislado, sino que no tienes ni idea de cuánta gente está pasando por lo mismo. No puedes preguntar a los demás cómo están porque te dirán que están bien y que no quieren cargar a nadie con sus problemas.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Cómo nos aseguramos de que nuestros hijos reciben suficiente amor y atención?
Necesitamos que más personas hablen sobre la crianza de los hijos para que nadie se sienta solo o como si sus experiencias no fueran lo bastante normales o válidas como para compartirlas públicamente con otras personas que puedan necesitar ayuda o apoyo.
Es fácil pensar que los demás lo tienen todo planeado.
Es fácil pensar que los demás lo tienen todo planeado. Miramos a nuestros amigos que crían a sus hijos y suponemos que tienen algún secreto que nosotros desconocemos, o que tal vez son mejores padres que nosotros.
Es importante recordar que cada niño es diferente, ¡incluso si comparamos a dos hermanos de la misma familia!
Puede que tu hijo sea más listo, más rápido, más atlético y más guapo que su hermano o hermana (o viceversa), pero sigue necesitando tu amor y tu atención tanto como cualquier otro niño.
No puedes comparar a tu hijo con otro; en lugar de eso, céntrate en ser un padre cariñoso que ayuda a cada niño a alcanzar su potencial en la vida.
Y si todo el mundo lo tiene todo resuelto, entonces tus dificultades deben ser culpa tuya.
Es normal tener dudas. Es normal sentirse inadecuado. Es normal sentir que eres el único que no lo tiene todo resuelto, aunque no sea cierto en absoluto.
Tus dificultades no son culpa tuya: forman parte de tu condición de ser humano y de criar a tus hijos en un mundo que cambia constantemente a nuestro alrededor y nos exige tiempo y atención.
Si los demás parecen tener las cosas claras, quizá sea porque no comparten con nadie lo que les pasa con sus hijos.
O puede que no les importe lo suficiente la opinión que los demás tengan de ellos (y de su forma de criar a sus hijos), así que no se molestan en fingir que todo va bien cuando no es así.
En cualquier caso: ¡relájate! Lo estás haciendo muy bien mientras tu hijo se sienta querido por ambos progenitores (u otros cuidadores).
«Se supone que sabes hacer esto por instinto», me dijo una madre con pesar.
«Se supone que sabes hacer esto por instinto», me dijo una madre con pesar. Pero nadie espera que un bebé salga del vientre materno sabiendo conducir un coche o escribir poesía: todos suponemos que aprenderá esas cosas sobre la marcha.
Entonces, ¿por qué suponemos que la paternidad es algo natural?
Todos podemos aprender de las experiencias de los demás, y hay muchos recursos disponibles que pueden ayudarte a navegar por la paternidad: libros, sitios web y foros donde los padres comparten sus conocimientos (como éste).
De hecho, nada en la crianza de los hijos es sencillo o fácil, ¡pero merece la pena!
Creo que no se puede esperar que todo salga bien a la primera.
No puedes esperar hacerlo bien a la primera. No esperes saberlo todo ni ser perfecto.
No pasa nada si cometes errores o haces las cosas de forma diferente a otros padres: tu hijo te querrá independientemente de tu estilo de crianza.
Creo que una de las cosas más importantes a la hora de criar a un hijo es tener una mentalidad abierta y ser flexible con él, porque va a crecer más rápido de lo que pensamos.
Es importante no sólo para ellos, sino también para nosotros como padres, para que no nos perdamos nada por estar demasiado estancados en nuestras costumbres o por ser demasiado rígidos sobre cómo deben hacerse las cosas (o peor aún: por juzgar a los demás).
Tenemos que empezar a tener en cuenta las curvas de aprendizaje y las etapas de desarrollo.
Criar a un hijo no siempre es fácil. Todos tenemos experiencias y concepciones distintas de cómo criar a un hijo, pero no hay reglas rígidas.
Tienes que tomar tus propias decisiones basándote en lo que crees que es mejor para tu familia, aunque no sea lo que los demás creen que es mejor para sus familias.
Algunas cosas llevan su tiempo: por ejemplo, aprender a ser paciente o comprensivo cuando algo no funciona como pensabas (o quizá nunca).
A veces hay cosas que parecen estar fuera de tu control; esto puede incluir tener una enfermedad o lesión que hace que cuidar de ti mismo y/o de otros sea difícil a veces para que no sólo sobrevivan sino que prosperen.
No es fácil criar a un hijo, pero la solución no está en juzgar duramente a uno mismo, sino en ser indulgente con uno mismo y con los demás.
La mejor manera de aprender es perdonarse a uno mismo y a los demás.
No puedes esperar que todo salga bien a la primera, pero aprenderás de tus errores y harás los ajustes necesarios.
Es fácil pensar que los demás lo tienen todo planeado, pero en realidad mucha gente hace lo mismo que nosotros: aprender sobre la marcha y cometer errores por el camino.
Conclusión
Criar a un hijo es difícil, pero también es una de las experiencias más gratificantes de la vida. Si tienes dudas o temores, no tengas miedo de pedir ayuda a otras personas que hayan pasado por lo mismo: sabrán de lo que hablan y podrán ofrecerte una perspectiva sobre la mejor manera de afrontar cualquier situación que surja a continuación.
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