El castigo es un tema que ha sido golpeado hasta la muerte por nosotros como sociedad. Estamos tan centrados en el castigo como en las recompensas, y nos preocupa cómo castigar a nuestros hijos porque se portan mal.
Pero, ¿y si te dijera que el castigo no funciona? ¿Me creerías? La verdad es que no funciona porque no es una crianza respetuosa, y no hay ninguna razón por la que debamos castigar a nuestros hijos cuando podemos enseñarles mejores maneras de comportarse.
Nada.
El castigo no es necesario. El comportamiento del niño es el resultado de sus propias necesidades, y castigarle no lo cambiará.
El niño debe poder expresar sus sentimientos, por lo que debes escuchar atentamente cuando te hable y respetar su opinión.
Si sabes que tu hijo tiene un problema, intenta averiguar por qué. Si siempre se porta mal, averigua qué quiere y qué necesita.
Si roba o miente, probablemente sea porque no tiene suficiente dinero o algo de valor en su vida.
Tomar un descanso sin pantalla.
También puedes tomarte un descanso sin pantalla. Esto permitirá al niño realizar una actividad que le guste, pero también le permitirá a usted pasar tiempo con él y tener una interacción de calidad.
Puede aprovechar este tiempo para hablar de lo ocurrido, de cómo se siente al respecto y de cómo cree que podría haberse comportado mejor la próxima vez.
Esta es una parte importante de la crianza porque ayuda a los niños a aprender a regular sus emociones y su comportamiento para que, cuando vuelva a ocurrir algo (y ocurrirá), sean capaces de responder adecuadamente en lugar de reaccionar impulsivamente con ira o frustración.
Tomar un descanso en un lugar sin juguetes.
Es un buen castigo porque permite al niño alejarse de los juguetes y centrarse en otra cosa. También te da la oportunidad de pasar tiempo de calidad con tu hijo.
Hay muchos lugares diferentes a los que puedes ir para tomarte un descanso:
- Pasear por el parque
- Lleva a tu hijo al museo o a la biblioteca, donde hay libros y juegos para que juegue.
- Ir a la playa si hace calor (¡pero no olvides la crema solar!).
- Incluso puedes salir a cenar a uno de esos restaurantes con mesas pequeñas que no permiten entrar a los niños.
Hacer dos tareas que el niño prefiera.
Como padre, debes hacer dos tareas que el niño prefiera. Puede ser a cambio de un mal comportamiento o simplemente para enseñarles una lección. Las tareas deben tener una duración razonable y ser algo que tu hijo pueda hacer.
Por ejemplo, si quiere jugar a la videoconsola todo el día pero se aburre al cabo de unas horas porque ya no tiene suficiente contenido, ¡asegúrate de quitarle la consola hasta que termine los deberes o las tareas de la casa! Haga una tarea que no le guste a su hijo.
Como padre, debes hacer una tarea que no le guste a tu hijo. Puede ser a cambio de un mal comportamiento o simplemente para darle una lección.
Las tareas deben tener una duración razonable y ser algo que tu hijo pueda hacer.
Por ejemplo, si quiere jugar a la videoconsola todo el día pero se aburre al cabo de unas horas porque no tiene suficiente contenido, ¡asegúrate de quitarle la consola hasta que termine sus deberes o tareas!
El castigo no sirve para la crianza respetuosa
El castigo no es la forma de enseñar a ser padres respetuosos.
El castigo no cambia el comportamiento.
Los niños que son castigados por portarse mal a menudo se vuelven más desafiantes, porque sienten que sus padres no les comprenden o no se preocupan por ellos y, por tanto, recurrirán al mal comportamiento para llamar la atención de sus padres.
El castigo también puede generar resentimiento hacia los padres del niño, lo que da lugar a un ciclo de mal comportamiento y castigo a lo largo del tiempo.
La crianza respetuosa es la mejor manera de que los padres enseñen a sus hijos lo importante que es que todos los miembros de la familia (incluidos ellos mismos) reciban un trato respetuoso de los demás en todo momento, incluso cuando parezca que nadie quiere o puede hacerlo.
Conclusión
El castigo no sirve para una crianza respetuosa. Es importante recordar que tu hijo aún está aprendiendo sobre el mundo y sobre sí mismo, así que no pasa nada si comete errores.
Puedes utilizar estos errores como oportunidades para enseñar y aprender. Cuando castigas a tu hijo, puede parecer que le estás «dando una lección», pero no siempre es eficaz.
En lugar de eso, intenta comprender por qué hizo lo que hizo para poder prevenir comportamientos similares en el futuro. El castigo no enseña a los niños a comportarse respetuosamente con los demás, sino la crianza respetuosa.
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